El enfoque constructivista en el aula de clase

Desde la perspectiva constructivista, el MINED ha realizado innumerables esfuerzos por capacitar sobre este tema, así hay valiosos y útiles documentos que ofrecen el marco filosófico y la fundamentación teórica sobre el constructivismo, en este documento nos vamos a referir específicamente a las implicaciones prácticas del constructivismo en las aulas de clase.

El y la docente constructivista cumple un papel preponderante en la concreción del currículo, su papel es relevante como fuente de información y conocimiento, en el entendido que no es la única fuente de información a la cual accede la o el estudiante, es un mediador entre el sujeto cognoscente y el objeto del conocimiento, propone situaciones de aprendizaje, que generen retos cognitivos, toma en cuenta las experiencias previas de aprendizaje de las y los estudiantes, para rescatar, sistematizar y aplicar los conocimientos.

Saben que su responsabilidad es convertir los contenidos educativos en asimilables para la estructura cognoscitiva de las y los estudiantes. Tienen conciencia de que en ese proceso las y los estudiantes descubren horizontes nuevos que los llevan a una zona o etapa de desarrollo más avanzada respecto de lo que ya poseen. En el ambiente educativo constructivista se reconoce la importancia del error. En este caso los errores constituyen un instrumento indispensable para tomar conciencia sobre la forma en que una persona piensa o actúa en la resolución de un problema.

La persona que educa aplicando constructivismo crea un escenario agradable, atractivo y retador que permita las y los estudiantes caminar por un sendero que los lleve a construir sus propias experiencias y a derivar las estructuras cognitivas que le posibiliten una interpretación más profunda de la realidad.



Algunas características de una estrategia de aprendizaje constructivista.
Presenta escenarios de aprendizaje agradables y diversificados que permitan a las y los estudiantes hacer uso de todos los medios posibles para aprender.
Rescata y valora la experiencia previa de las y los estudiante como muy importante en los logros futuros de aprendizaje. Por ese motivo, identifica el contexto cultural y natural del cual procede la persona que aprende, para buscarle significado al contenido educativo.
Crea condiciones que permiten a las y los estudiantes “actuar” y reflexionar sobre lo actuado, poniéndose en contacto directo (interactuando) con los objetos de conocimiento o con otras personas que disponen de ciertos conocimientos.
Permite a las y los estudiantes aplicar sus capacidades, habilidades, destrezas, actitudes y valores en la elaboración de los productos simbólicos. o concretos que representan el conocimiento interiorizado.
Le da una gran importancia al error como una fuente para identificar las limitaciones en los procesos de aprendizaje por parte de las y los estudiantes, las carencias de la enseñanza de la educadora o el educador y logra contextualizar y hacer asequible los contenidos e intenciones curriculares.
Ofrece opciones para la atención personalizada de las y los estudiantes: estilos, ritmos de aprendizaje, “inteligencias diversas”, otros.
Se le da tratamiento al contenido educativo en las tres dimensiones: conceptos (saber – saber), procedimientos (saber hacer) y actitudes (saber ser).
Estimula tanto el trabajo individual de la y el estudiante, como el cooperativo y solidario. Aprovecha las potencialidades que ofrece el aprendizaje entre iguales para propiciar el aprendizaje colaborativo.
Propicia la vivencia de relaciones docente-estudiante, estudiante-estudiante como un procedimiento para aprender por el ejemplo y orientados por la experiencia de personas adultas o de compañeras y compañeros más avanzados.
Estimula la convergencia, la divergencia, el enfrentamiento crítico y la integración de las expresiones de la cultura cotidiana, con las expresiones de la cultura sistematizada, en vez de proponer el memorismo rutinario.
2. ¿Cómo se desarrolla la práctica pedagógica de acuerdo a la perspectiva constructivista?

El o la docente constructivista se preocupa por:

Los intereses, necesidades, experiencias y pautas de comportamiento de sus estudiantes en la interacción social.

El contexto histórico cultural de las y los estudiantes.

Estos dos aspectos son cruciales para identificar la experiencia previa de las y los estudiantes. Experiencia que es tanto de contenido como de pautas de socialización. En lo referente al contenido, permite identificar potencialidades y debilidades en este campo, detectar intereses y áreas significativas, mediante las cuales abordar las grandes temáticas en las expresiones de la cultura sistematizada. Por lo que respecta a las pautas de socialización, se encuentran en espacios para introducir los procedimientos metodológicos y los recursos congruentes con la experiencia del estudiante.



Tal y como se ha planteado, la exploración de la realidad de vida la y el estudiante, por parte de la y el docente, debe ser una acción permanente. Se trata de impulsar una estrategia para acercar las experiencias de vida de las y los estudiantes a las situaciones de aprendizaje de la educación formal; este procedimiento es válido para cualquier nivel del sistema educativo. La práctica contraria provoca un distanciamiento entre las expresiones de la cultura propia, respecto de las expresiones de la cultura sistematizada, situación que explica actualmente el poco sentido que las y los estudiantes encuentran al contenido educativo.

El o la docente constructivista formula propuestas de aprendizaje.

Conociendo la realidad de vida del educando en sus dimensiones; naturales, culturales e históricas; y asumiendo las expresiones de la cultura sistematizada, como expresión científica y valórica, el educador diseña propuesta de aprendizaje, con las cuales intenta provocar en los estudiantes el paso de una zona de desarrolla a otra. El objetivo es claro; el papel de la o el docente es guiar, orientar, mediar para que la o el estudiante penetre en el mundo de la cultura sistematizada, pero a partir de lo propio.

El educador o la educadora provoca conflictos cognitivos

El educador o educadora no puede omitir la experiencia previa de la o el estudiante al iniciar una situación de aprendizaje. Esto constituye una condición necesaria para sustentar los conocimientos, las actitudes y las destrezas de manera permanente. La consideración de la experiencia previa tiene una implicación inmediata, cual es la necesidad de superar esa experiencia. Para estos efectos se provocan dudas o conflictos cognitivos en las personas que aprenden en relación con lo que ya saben, con la intención de superar sus creencias iniciales de tipo alternativo o implícito.

La experiencia de aprendizaje constructivista implica por lo tanto, un proceso de desequilibrio en la estructura de conocimientos de la persona que aprende: los conceptos y las teorías, los procedimientos que utilizan, las destrezas y las actitudes. Por esa razón, se dice, que aprender significa, desaprender.

No se trata entonces de recibir información sin procesarla, sin filtrarla, sin enfrentarla; si no de confrontarla, criticarla, para “reconstruir”, solo aquella que replantea la forma de pensar de actuar y de ser.

3. La espiral o círculo de aprendizaje en la perspectiva constructivista.



En la perspectiva constructivista, de acuerdo con lo expuesto por Driver (1988), la apropiación del conocimiento se visualiza como un proceso que se desarrolla en forma de espiral. En otras palabras, las y los estudiantes participan en actividades siguiendo un movimiento circular, pasando por varias etapas o fases y volviendo al punto de partida, desde luego, con una estructura cognoscitiva y valórica de más elevado nivel respecto de la experiencia previa.

Dinámica de aprendizaje con la estrategia constructivista







En el gráfico anterior se esquematiza, de manera aproximada, la dinámica que sucede en una experiencia constructivista de aprendizaje. Se enfatiza que tan solo es una aproximación, ya que nunca un esquema puede representar la complejidad de un proceso. Además, las etapas contempladas se pueden integrar en muchas oportunidades, evitando así caer en el formulismo.

4. El proceso de aprendizaje constructivista

A continuación se describe con más detalle, cada uno de los pasos de este proceso. En el entendido, de que en la práctica, estas etapas se encuentran.

Partir de la experiencia

El enfoque constructivista privilegia el rescate de la experiencia previa en cada situación de aprendizaje por desarrollar. Lo hace al menos por dos motivos: para buscarle sentido al contenido educativo y para encontrar el sustento en la estructura de conocimientos de la persona, que permita una posterior desequilibración (entrar en duda), y con ello sentar las bases de nuevos esquemas de conocimiento. De allí que al iniciar el tratamiento constructivista del contenido educativo (en su amplia acepción), siempre se debe partir de las experiencias previas.

El rescate de las experiencias previas se puede llevar a cabo de diversas formas, dependiendo de la edad y el nivel de formación de las los educandos, por ejemplo:

Niños y niñas: la redacción de un cuento, la elaboración de un dibujo, el desarrollo de una dramatización, la participación en un juego.

Mujeres y varones adolescentes: El planteo de una situación problémica a la cual deben darle solución, un estudio de casos, un interrogatorio, un diálogo, un video, una excursión, el relato de una experiencia, otros.

Personas adultas, pueden iniciar con un contacto con la realidad inmediata, el estudio de un caso real, otros.

Esta fase con sus actividades, debe ser generadoras de reflexión y de posibilidades de motivación intrínseca, de compromiso de parte de las y los educandos.

Provocación de conflictos cognitivos

Todos los seres humanos tenemos una “zona de desarrollo real”, un estado actual de conocimientos: conceptos, procedimientos y actitudes. Situación en la cual nos sentimos muy cómodos y cómodas, tranquilos y tranquilas y seguros y seguras. Aquí, se está muy bien cuando no se quiere aprender o cambiar. Pero si requerimos avanzar en nuestro desarrollo personal, forzosamente hemos de caer en disonancias o conflictos cognitivos y valorativos (dudas); situaciones que casi siempre no son muy satisfactorias, por eso se denominan “conflictos o disonancias”.

Por lo anterior se dice que el aprendizaje auténtico –el que cambia los esquemas de pensamiento- es más fácil alcanzar en las y los niños y en las y los jóvenes que en las personas adultas, por cuanto éstas tienen un marco de referencia (estructura de conocimiento) cimentado que requiere un mayor esfuerzo y convencimiento para transformar.

En las experiencias de aprendizaje de la educación formal, si se quiere estimular el desarrollo de aprendizajes de calidad, es muy posible que en cada caso, sea necesario provocar conflictos en relación con la experiencia previa o las concepciones de las personas. Incluso, las y los estudiantes que de verdad quieren tener éxito, deben acostumbrarse al riesgo que supone afrontar problemas nuevos. Problemas que desde luego provocan tensión. En este caso, el papel la o el educador es muy importante para impedir que la y el estudiante “evite” o evada el conflicto y se mantenga en su zona de seguridad, queriendo mantenerse en la zona de desarrollo real, de acuerdo con la propuesta de Vigotsky; o en la simple asimilación sin acomodación señaladas por Piaget.

Existen muchas técnicas para provocar los conflictos. Desde muy sencillas hasta muy complejas. Por ejemplo, el contraste de resultados entre los cálculos escritos errados y los efectuados con calculadoras, la exposición de un problema, una vivencia impactante, mostrar que un concepto es incorrecto, la interrogación, presentar realidades que la y el alumno no ha logrado visualizar, mostrar contradicciones, otros.

El conflicto pretende provocar “sed” por encontrar una respuesta para resolver los problemas, para avanzar hacia horizontes todavía no conocidos. Sin embargo, el conflicto hay que saberlo manejar para que no genere sentimiento de impotencia, de fracaso o de frustración.

Como ya se apuntó, el conflicto provoca tensión. Por esta circunstancia es importante, después de vivenciar el conflicto, pasar a una etapa de distensión. La misma consiste en el desarrollo de reflexiones individuales y grupales que permitan a la el educando un momento de catarsis, donde se alivie la tensión y comparta sus preocupaciones.
Generalmente en este momento de reflexión, las y los educandos intentan hacer síntesis entre su experiencia y el conflicto. Síntesis que es una superación de su punto de partida, pero que a la vez implica una necesidad de aprendizaje o de aclaración de sus propias actitudes y valores. En algunos casos, hay toma de conciencia de lo que se debe hacer en el futuro. Esto no solo sucede en las dimensiones cognoscitivas y valóricas del ser humano, sino, también en las psicomotoras.

Conceptualización individual y colectiva

En esta tercera fase, la y el educando hace suya una reconstrucción inicial del nuevo conocimiento. Reconstrucción en su cerebro, del conocimiento que ya socialmente estaba construido. Esta reconstrucción es producto de las actividades anteriores y de los aportes y situaciones que se vivencian en esta etapa. Estas experiencias se caracterizan por ser muy activas.

Para dar cumplimiento a esta fase, existen diversas técnicas. Algunas de éstas, de gran aceptación en la perspectiva constructivista son: la investigación, la experimentación, la simulación, la creatividad y la solución de casos y problemas, los diálogos problematizadores, la elaboración de mapas conceptuales, otros. Todas ellas adaptadas a la edad y a las circunstancias del educando.

Se trata de diseñar y desarrollar situaciones de aprendizaje en las cuales, con base en preguntas orientadoras o generadoras, las y los estudiantes se vayan reconstruyendo para sí, los conceptos, en vez de la entrega de definiciones que las y los alumnos deben repetir y recitar sin ninguna comprensión.

Para lograr una buena construcción del conocimiento, se debe utilizar diversidad de técnicas, mediante las cuales la y el estudiante logre hacer una construcción social de aquél. Se enfatiza esta última idea, la construcción social del conocimiento por cuanto, los conceptos son descripciones y comprensiones intersubjetivas, o sea, socialmente válidos y entendidos de la misma forma por un determinado grupo cultural, una sociedad o una comunidad científica.

En esta etapa se asumen también los principios y las teorías, los cuales, al igual que los conceptos, pertenecen a la cultura sistematizada y científica, al mundo de la modernidad que la educación pretende que los alumnos construyan para si.

Por último, es oportuno reiterar, que la importancia de esta etapa es la construcción mental de representaciones de los fenómenos, conceptos, principios y teorías, no la memorización mecánica de los mismos. Tampoco se puede quedar en mero procedimientos rituales, como saber mover una palanca o repetir algoritmo.

Es el momento también para que la o el educador intervenga y aclare situaciones con base en su experiencia profesional, evitando que las y los estudiantes se apropien de conocimientos erróneos y por tanto distantes de la realidad.

La aplicación del conocimiento

El círculo, o espiral de aprendizaje, en la visión constructivista, se completa con la aplicación de los conocimientos interiorizados y construidos socialmente:

La aplicación del conocimiento conlleva la idea de la práctica, “la práctica es el criterio de la verdad”. La y el educando, después de una primera reconstrucción de los conocimientos, necesita verificarlos aplicándolos a la realidad. En otros términos, evaluar o juzgar si lo aprendido es realmente válido. Educador y educandos toman conciencia de la calidad de los aprendizajes que han realizado.
La aplicación del conocimiento fomenta la creatividad. En otros términos; la o el estudiante produce cosas nuevas a partir de lo aprendido. Se estimula la fantasía y la originalidad.
La aplicación del conocimiento culmina con la vivencia de procesos y con la obtención de productos. De éstos, por lo menos, se pueden señalar tres grandes categorías:
a) Producción de mensajes teóricos, ejemplos de este caso pueden ser un informe, un mural, un ensayo, una redacción, un poema, una lista de recomendaciones, un modelo, e incluso la realización de una prueba que obligue a la o el estudiante a demostrar su creatividad.

b) Actuar en relación a la realidad. En este caso, la y el educando pretende ir más allá del punto anterior, y se plantea la solución de problemas que afectan su contexto de vida. Buenos ejemplos de esta categoría son los siguientes: una o estudiante decide enseñar a leer a un analfabeto, un grupo de educandos asume la responsabilidad de colocar basureros en el centro educativo, otra u otro estudiante enseña a su padre a realizar cálculos matemáticos, otras y otros, a corregir las faltas ortográficas en los anuncios comerciales del pueblo, otros.

c) Juzgar o evaluar. Una tercera categoría dentro del campo de la aplicación, está constituida por la posibilidad de juzgar o evaluar productos y procesos. Fundamentalmente la posibilidad de verificar el aprendizaje, la participación propia, la del grupo y la del educador. Sobre todo, devolverse a la experiencia previa, al punto de partida para analizar en cuanto se ha modificado el conocimiento.

La estrategia antes propuesta contempla diversos momentos, todos muy útiles en la auténtica consolidación de los aprendizajes. No se trata, pues, de que la o el educando aprenda de hoy para mañana, siguiendo rutinas memorísticas. Se pretende consolidar conocimientos permanentes, construidos mediante un proceso y verificados constantemente.

En este proceso, la estrategia de aprendizaje es integradora. Esto es, provoca transformaciones en relación con los conceptos (saber – saber), los procedimientos (saber hacer) y las actitudes (saber ser). Desde luego que en toda experiencia de aprendizaje hay un énfasis, pero siempre están presentes todas las dimensiones del desarrollo humano. Así, cuando estamos resolviendo un problema matemático, los procesos cognitivos parecen ser los prioritarios. Pero, ¿qué pasaría si no tenemos una actitud positiva hacia esa tarea?, ¿qué pasaría si estamos cansados o tenemos dolor de cabeza? De la misma manera, en la clase de Educación Física, cuando estamos aprendiendo una jugada en el béisbol, ¿no hace falta pensar en todas las posibilidades que se abren después de un batazo?; ¿no es necesario estar absolutamente concentrados?; ¿no es importante una actitud positiva ante las posibilidades imprevistas?

Siempre, cuando se aprende, el ser humano necesitar estar “completo”. En excelentes condiciones físicas, con actitud positiva, con atención y concentración.

Es imposible olvidar estos aspectos que cuando se hacen los aprendizajes se ven limitados.