Conceptos básicos Enfoques culturales Promueven el interés por desarrollar la competencia intercultural, mediante actividades comunicativas en las que van creando conjuntamente significados, estableciendo un estrecho vínculo entre lengua y cultura. El director puede desempeñar un rol muy importante a la hora de contribuir o crear, sostener e, incluso, cambiar, la cultura de la escuela (Firestone y Wilson, 1987, Peterson, 1990). Enfoques críticos Se sitúan en las coordenadas de la teoría crítica del liderazgo. Éste es un proceso interactivo, dinámico y emergente partiendo de la dirección y los otros miembros de la situación. Los implicados en el organigrama institucional actúan dentro de un contexto específico que debe ser continuamente interpretado y comprendido (Angus, 1989:76).
1. Los enfoques culturales y sociocríticos Características Evitan la linealidad de los modelos tecnocráticos. Contribuyen a la mejora institucional a través de procesos: autoevaluación, investigación e innovación dinámicos y flexibles. Cuentan con la participación activa de los miembros de la organización.
Enfoque sociocultural
Procesos para la mejora institucional
2. La autoevaluación como marco de referencia
Características de la autoevaluación Es un proceso continuo y ordenado, con etapas, procedimientos preestablecidos, organización, información válida, actualizada y pertinente. Es confiable, en el sentido de que sus resultados tienen respaldo documental y datos objetivos. Combina técnicas cuantitativas y cualitativas según el tipo de información, las circunstancias de los elementos que se evalúan, los procedimientos de análisis y la interpretación de información. Es planeada, diseñada y ejecutada por personal interno de la institución. Tipologías de la evaluación institucional Externa Suele estar ligada a la necesidad que tiene la administración educativa y la sociedad de ejercer el control. Interna Intenta comprender la organización y guiar su cambio interno. Autoevaluación Va unida a la necesidad de generar cambios asumidos por parte de los colectivos implicados en ella. Etapas de un proceso de autoevaluación Diseño y planificación: ¿Por qué y para qué? ¿Qué se evaluará? ¿Quiénes lo harán? ¿Cómo se hará? ¿Con qué se hará? 2. Algunas alternativas propias de los enfoques culturales y críticos 1. Los círculos de calidad. Un círculo de calidad es un pequeño grupo de 6 a 12 personas que trabajan juntas en una misma organización y que se reúnen regularmente con un coordinador responsable para identificar, analizar y resolver los problemas relacionados con su trabajo concreto, con vista a introducir mejoras. 2. La autoevaluación institucional. Los objetivos básicos que se persiguen habitualmente en esta perspectiva son: Determinar las fortalezas y las debilidades de la institución. Fomentar la creación de una cultura común y un compromiso con la mejora. Facilitar el intercambio de ideas y el desarrollo institucional. El diagnóstico institucional dirigido a la mejora se fundamenta en los siguientes principios de acción: Globalidad: análisis de la institución en su conjunto. Participación: la implicación de todos los estamentos en la mejora. Utilidad: mejoras basadas realmente en los informes. Funcionalidad: mejoras realistas y prácticas. Sistemicidad: interacción constante entre institución y evaluación. 3. La investigación acción. Estudio sistemático de tentativas de cambio y mejoras educativas realizadas por los profesionales a través del análisis de sus propias prácticas y de la reflexión sobre los efectos de su acción. | Otras observaciones complementarias que se pueden realizar son las siguientes: 1. Realidad socio-cultural, política institucional y política de formación mantienen entre sí un alto nivel de coherencia. De hecho, las instituciones y los programas que realizan suelen responder habitualmente a las necesidades socioculturales, de la misma manera como la política de formación se considera un aspecto de la política institucional. No obstante, se pueden producir disfunciones en este esquema lógico, como sucede cuando la política institucional no responde a las necesidades contextuales o la formación no se mueve en los parámetros deseables; también puede suceder que la realidad socio-cultural no defina claramente las funciones de las instituciones o que éstas no clarifiquen sus metas, favoreciendo así, indirectamente, ciertos niveles de autonomía que se toma la formación en relación a definir los supuestos parámetros de política institucional.
2. La política de formación se concreta en la realización de programas que buscan satisfacer determinadas necesidades. La priorización que se hace de las necesidades a satisfacer (individuales o sociales; expresadas o percibidas; etc.) determina claramente el tipo de objetivos que ha de perseguir el programa, las acciones a realizar y la naturaleza de los procesos de intervención.
3. La secuencia conceptual no sólo delimita la estructura de los programas sino que también define las actuaciones que a nivel operativo hay que realizar. Así, el establecimiento de mecanismos de seguimiento y control conlleva actuaciones de guía, motivación, formación y supervisión y la autonomía definida puede afectar en mayor o menor grado a aspectos curriculares, organizativos, administrativos u otros.
4. La secuencia operativa delimita el conjunto de actuaciones generales que se derivan de una determinada decisión, considerando que pueden haber otras más específicas. Así, el desarrollo del programa, además de lo mencionado, puede incluir actuaciones de guía, motivación y supervisión y también contemplar procesos de negociación, la estructuración de medios de acción o el control de procesos y resultados.
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