miércoles, 11 de abril de 2012

La evaluación de las escuelas como instrumento de cambio educativo.

Valorar integralmente la calidad de una escuela solo puede ser el resultado de un amplio contacto con el plantel por parte de otro profesional, capaz de observar, registrar, sistematizar y valorar pruebas de las múltiples facetas de la calidad educativa en ese nivel. Los sistemas educativos suelen contar para ello con la figura del supervisor o inspector. Reducir la evaluación de la calidad de las escuelas a ordenamientos basados en los resultados de pruebas, sin tener en cuenta otros elementos y sin asegurar la confiabilidad y validez de los resultados, es muy inapropiado y llevará a distorsiones perniciosas para el funcionamiento de las escuelas (Martínez Rizo, 2007a).
Los comentarios anteriores se aplican a evaluaciones que servirán para tomar decisiones y emprender acciones que afectarán a sujetos individuales, sean alumnos, maestros o escuelas. Pero si se quiere evaluar en conjunto un sistema de educación, entonces tienen sentido acercamientos a alumnos, maestros o escuelas que utilicen instrumentos que se apliquen a muestras representativas de unos u otras. Esos acercamientos no ofrecen bases sólidas para tomar decisiones graves sobre individuos (como aprobar o reprobar a un alumno, conceder un estímulo a un maestro o una escuela), pero sí elementos valiosos para valorar la calidad del sistema como tal en relación con esos componentes.

La necesidad de un sistema de evaluación
La conclusión de estos someros análisis es que ningún acercamiento singular puede dar cuenta plenamente de la calidad de un sistema educativo, pues ninguno podría atender a los diversos propósitos y las circunstancias de sus partes. Debe pensarse en un conjunto articulado de acercamientos que formen un sistema de evaluación que atienda como un todo a las dimensiones de la calidad.
El desarrollo de un conjunto así para un sistema educativo implicará una gama de acercamientos
evaluativos que cubran distintos objetos (alumnos, docentes, directivos, planteles, etc.); atiendan a varios propósitos (diagnóstico, retroalimentación, rendición de cuentas, selección, certificación...), e incluyan tanto acercamientos de gran escala como en pequeña escala. Solo combinando varios acercamientos cuyos alcances y limitaciones se complementen podrá tenerse una visión suficientemente completa de ese todo tan complejo que es la calidad de un sistema educativo, de manera tal que sea posible formular juicios de valor que sustenten de manera razonable las decisiones de las autoridades en los diferentes niveles.

PROPUESTA DE MODELO PARA UN SISTEMA DE EVALUACIÓN
Para atender a los diferentes aspectos de la calidad de un sistema educativo, un sistema de evaluación no deberá limitarse a la aplicación de pruebas estandarizadas. Además de tales pruebas si son de buena calidad y se usan de manera apropiada– se deberán atender otros aspectos del sistema educativo, sus alumnos, maestros y escuelas. Para evaluar al sistema educativo como tal, se necesitan indicadores de su cobertura y su eficiencia terminal y del contexto socioeconómico en que se inscribe, a partir de las estadísticas educativas y sociales. Un sistema de evaluación deberá comprender un subsistema de evaluación de alumnos, uno de evaluación de maestros, otro de evaluación de escuelas y uno de indicadores educativos (Martínez Rizo, 2007a).


El subsistema de evaluación de alumnos
Sin olvidar el carácter insustituible de la evaluación que hacen los maestros en el aula, las pruebas en gran escala pueden ser un complemento interesante, si se hacen bien y se tiene conciencia de sus alcances y límites; permiten elaborar juicios sobre la relación que hay entre lo que se pretende enseñar (currículo prescrito) y lo que los estudiantes aprenden (currículo alcanzado), con la mediación del currículo implementado, que a veces se denomina oportunidad de aprendizaje.
Para cumplir con el propósito de diagnóstico de la situación de un sistema educativo en cuanto al aprendizaje de los alumnos, para retroalimentar las políticas al respecto, unas buenas pruebas en gran escala deberán caracterizarse por rasgos como los siguientes (Martínez Rizo, 2007b):

  • Tener un referente bien definido: el currículo, un perfil del egresado, un conjunto de competencias básicas, etc. Si están alineadas al currículo, las evaluaciones darán insumos valiosos para orientar la formulación de políticas curriculares, así como de formación y actualización de profesores.
  • Estar construidas con referencia a un criterio o dominio: diseñadas para conocer el desempeño de los alumnos en relación con contenidos bien definidos, lo que deberá sustentar la formulación de juicios de tipo absoluto, en términos de adecuado-inadecuado, suficiente-insuficiente o similares, y no solo juicios relativos, respecto al nivel promedio obtenido por el conjunto de los estudiantes evaluados.
  • Tener un diseño matricial y aplicarse en ciclos. La amplitud de los contenidos que se van a evaluar hace necesario dividir las pruebas en partes, para que cada alumno responda solo algunas, con un diseño que arroje resultados sobre el contenido completo de las pruebas a partir de los resultados del conjunto de los alumnos. Con pruebas así, la variedad de áreas curriculares podrá evaluarse con un ciclo multianual bien diseñado, pero no podrán cubrir bien aspectos cuya importancia no debe subestimarse.
    Comprender preguntas de diverso tipo. Las más frecuentemente usadas –las de opción múltiple–
    tienen la ventaja de que pueden procesarse de manera mecánica, pero difícilmente permiten
    evaluar competencias complejas, que requieren del uso de preguntas de respuesta construida
    o de ejecución, que implican procesos de calificación a cargo de personas capacitadas, lo que
    excluye aplicaciones masivas.
  • Aplicarse a muestras de escuelas y alumnos. Los rasgos anteriores implican que la aplicación de estas pruebas no podrá ser de tipo censal, sino que deberá hacerse a muestras de planteles y alumnos, definidas de tal manera que sean representativas del conjunto del sistema nacional de educación y de sus principales subsistemas.
  • Acompañarse de cuestionarios de contexto. Para explicar los diferenciales de logro, las pruebas han de acompañarse de instrumentos para recabar información sobre las características personales, familiares y escolares de los estudiantes; las de los docentes y de las aulas en las que laboran, y las del director y las escuelas mismas.
    Si se quiere tener resultados comparables de cada centro escolar, e incluso de cada alumno, lo
    que puede ser útil para efectos de retroalimentación para alumnos, padres de familia, maestros
    y escuelas, serán necesarias aplicaciones censales, que tendrán que cubrir un espectro menor de
    contenidos, que se puedan evaluar mediante preguntas cerradas.
La evaluación de las escuelas como instrumento de cambio educativo. Principios necesarios:
  • Voluntad,
  • Actuar
  • Valorar lo q se tiene y superar los puntos de mejora.
RETOS:
  • Cómo motivar deseos de superación??
  • Reprobación del estudiante..
  • Son las mejores instituciones las que obtienen mejores promedio de la PAES.
  • Mejora de los recursos.
  • Evaluación igual y justa.
  • Buscar que los profesores... diagnostiquen y comprenden.

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